En principio, incluso se hablaba de 20 millones de dólares. Mucha gente lo primero que pensó fue en que Jordan no necesitaba ese dinero, que lució algo avaro al entablar esa demanda, especialmente ante una marca que ya no existe.
Siempre dije que Jordan estuvo y está obligado a hacer que cualquiera que use su imagen sin autorización pague bien caro la violación. He dicho en el programa radial Mañana Deportiva que Jordan estaba compelido a ello, especialmente para evitar que otras marcas hicieran lo propio. Había que ponerle un freno y me parece que antes de que alguna otra marca vaya a utilizar la imagen del exjugador de los Bulls de Chicago lo va a pensar dos o tres veces.
Para dejar claro que se trata de un asunto única y exclusivamente de respeto, el propio Jordan declaró que donará ese dinero a la caridad, es decir, que su destino final serán algunas instituciones sin fines de lucro.
Es tácito que no necesita ese dinero. Se trata de una acaudala figura con cara dulce para el mercadeo, pues recientemente salió un reporte de la revista Forbe que dio cuenta de que Jordan obtiene más dinero en patrocinio que cualquier jugador activo de la NBA.
Esta, que es arena de otro costal, me puso a pensar sobre si Kobe Bryant, LeBron James, Kevin Durant, Anthony Davis, Chris Paul o cualquier superestrella de la liga estadounidense será capaz de construir una imagen tan fuerte como la de Jordan, que perdure a través de los años.
Esos jugadores, obviamente, cuentan con la ventaja de que aún se mantienen jugando y pueden ensanchar su impronta en la duela, que a su vez ayudará a catapultar su figura mercadológica. Pienso que si bien estos jugadores gustan y venden mucho, será algo difícil igualar o superar a Jordan en ese sentido.
