INDEPENDENCE, Ohio. A un triunfo de llegar con los Cavaliers
a la final de la NBA, LeBron James resiente los golpes de la desgastante
temporada. “Me siento bien”, dijo James ayer, con una sonrisa en la que se
adivinaba que no decía la verdad. “He estado mejor pero también peor. Creo que
he estado peor”.
James se movió lentamente, sin su gracia habitual, un día después de que su brillante desempeño en el tercer partido permitió que Cleveland se impusiera 114-111 a los Hawks de Atlanta en tiempo extra. Así, los Cavs se colocaron a un paso de la final, a la que no llegan desde 2007.
James está golpeado pero no vencido. No va a permitir que algo lo detenga.
“Cuando quieres ganar, sacrificas el bienestar de tu cuerpo”, explicó. “De eso se trata”. De ganar hoy, los Cavs tendrán el título de la Conferencia del Este y recibirán descanso antes de la final.
James se movió lentamente, sin su gracia habitual, un día después de que su brillante desempeño en el tercer partido permitió que Cleveland se impusiera 114-111 a los Hawks de Atlanta en tiempo extra. Así, los Cavs se colocaron a un paso de la final, a la que no llegan desde 2007.
James está golpeado pero no vencido. No va a permitir que algo lo detenga.
“Cuando quieres ganar, sacrificas el bienestar de tu cuerpo”, explicó. “De eso se trata”. De ganar hoy, los Cavs tendrán el título de la Conferencia del Este y recibirán descanso antes de la final.