13 abril 2015

La increíble puntería de Jordan Spieth, la nueva sensación del golf


La rapidez está bien, pero la puntería es lo principal en una pelea a tiros… Necesitas tomarte tu tiempo cuando vas de prisa"
Atribuido a Wyatt Earp, famoso marshall estadounidense
BBC
Este fin de semana ha sido de un joven y de un viejo. De un golfista de 21 años, Jordan Spieth, y de un entrenador de fútbol de 63, Louis Van Gaal.
Comenzamos con Spieth porque lo suyo es una hazaña histórica.
¿Que no le interesa el golf, dice Ud? Está bien, pero no estamos hablando de golf, sino de un atleta formidable, de un fenómeno que ya era golfista cuando todavía usaba pañales, de un deportista llamado a llenar una época.
O eso dicen virtualmente todos los entendidos en golf.
Jordan Spieth
"Donde pone el ojo, pone la bola"
Si usted cree que Jordan Spieth es un golfista más, desengáñese: es otra cosa.
Y Van Gaal también es otra cosa: el holandés irrita (Maradona acaba de compararlo con el diablo) y cautiva al mismo tiempo; hace unas semanas lo querían colgar del roble más cercano, ahora le quieren levantar una estatua.
Spieth ganó el Masters de Augusta, uno de los torneos del Grand Slam, igualando el récord histórico de 18 golpes bajo el par logrado por Tiger Wood en 1997 (llevó 19 bajo el par hasta el último hoyo; nadie en toda la historia había alcanzado ese marcador en el Master) a una edad en la que muchos golfistas siguen mamando la técnica, la estrategia y la psicología del juego.
Jordan Spieth
Utilizamos el verbo "mamar" porque rima con la anécdota más reveladora de su carácter: antes de cumplir tres años, su madre, harta de cambiarle los pañales, le escondió los palos de plástico: "Si no usas el baño no habrá golf", le dijo. Desde entonces Jordan ha mantenido bajo control su juego y su esfínter.
Esto último es crucial en un deporte como el golf: la presión sobre el líder del marcador es terrible en el último día, en particular si no es experimentado.
Spieth conservó la calma y la puntería en los momentos más difíciles, dos atributos que justifican la comparación con Wyatt Earp, el sheriff, jugador, proxeneta y sobreviviente del Lejano Oeste, famoso por su puntería, su imperturbabilidad y también por el hecho de que nunca recibiera un balazo.
¡Ah! A esta altura imaginamos al lector haciendo una mueca de fastidio: "¿Wyatt Earp? ¡Ya no saben qué inventar para vender al personaje!"
Pero así son las cosas, amigo. Se trata de Estados Unidos, donde la imaginería del Lejano Oeste conserva un tirón poderoso en la cultura popular moderna.
Spieth
Spieth es de Texas, un Estado cuyo gobernador, Rick Perry, tiene permiso para portar un arma en público y está orgulloso de poseer el grado A+ de la National Rifle Association, una organización que predica la proliferación de las armas de fuego como la mejor forma de controlar la violencia.
Un paisano de Spieth, el veterano Ben Crenshaw, que ha jugado en 44 Masters consecutivos, se atribuye la comparación original con el célebre aventurero: "Nunca olvidaré la primera vez que lo vi. Lo miré directamente a los ojos, él me miró, sereno bajo presión, y entonces pensé: estoy mirando a Wyatt Earp".
Bah, fantasías del viejo Ben; habrá que ver cómo termina el torneo del año que viene, dirán ustedes.
Spieth
Tal vez, pero conviene aclarar que Spieth no era un novicio en el Masters: el año pasado, a los 20 años de edad, terminó en segundo lugar, detrás de Bubba Watson. Era su debut y encabezó el torneo hasta el hoyo 11 de la última ronda.
También habrá que tener en cuenta que en esta ocasión el joven pistolero de Texas encabezó las posiciones desde el principio al fin (el quinto golfista en lograr esto en toda la historia de Augusta) y que mantuvo la serenidad a pesar de que en la última ronda lo persiguió un cuarteto de grandes golfistas: el actual número 1, Rory McIlroy, Phil Mickelson, Justin Rose y Tiger Woods.

El viejo pistolero

Van Gaal
Si Spieth se asemeja al joven Wyatt Earp (que se batió en el tiroteo de O.K. Corral a los 33 años), Louis Van Gaal es el Earp crepuscular, a quien le bastaba su nombre y su mirada para imponer orden en el salón… o el vestuario.
El Manchester United jugó (4-2) con el Manchester City: no "contra" sino "con".
El equipo de Manuel Pellegrini, cuesta abajo en su rodada, ha perdido seis de sus últimos ocho partidos: dos ante el Barcelona, otros dos ante rivales directos (Man United y Liverpool), uno ante un equipo de mitad de tabla, Crystal Palace, y otro ante un farol de cola, el Burnley.
El Man United, en cambio, ha ganado sus últimos seis partidos en la Premier, cada vez con mayor autoridad: el viejo marshall holandés habría encontrado la fórmula, que buscó en vano durante sus primeros meses al timón del equipo.
Lo llamativo es que la habría encontrado sentando en el banquillo a sus dos adquisiciones más prestigiosas, Radamel Falcao y Angel Di María, y revalorando a figuras que parecían condenadas al sacrificio: Marouane Fellaini, Juan Mata, Ander Herrera, Ashley Young.
Fellaini
Fellaini, en particular, se ha transformado: como dice Van Gaal, "en fútbol la habilidad está bien, pero la presencia física es determinante; nos hacía falta."
Ecos de Wyatt Earp, decíamos.
Es sabido que para Van Gaal los jugadores deben ajustarse al sistema, pero en esta llamativa mejoría del equipo hay un evidente compromiso entre el sistema y los jugadores disponibles.
Van Gaal es testarudo, pero un terco que cambia de sistema cuando el sistema no le da resultados: el nuevo esquema siempre será suyo.
Jonathan Wilson, uno de los analistas del juego más respetados, explica en el Guardian que el toque maestro del holandés ha sido modernizar el tradicional sistema inglés del "target man", el jugador alto y fuerte que bajaba la pelota aérea y embestía a los defensores para crear espacios.
Wilson pone en boca de Van Gaal este comentario: "Me gusta este sistema deltarget man, ¿pero por qué no lo usan en el mediocampo?" La clave en el esquema actual del Man United es la ubicación del target man, dice: Fellaini llega al área desde el medio y en ambos sectores impone su talla y su fuerza.
Di María
Di María entró al campo al minuto 81.
Alrededor de esta torre movediza (como la del ajedrez), Van Gaal ha diseñado un sistema en el que otros jugadores recuperan su juego aunque más no sea en forma parcial; un mecanismo en el que no caben, por ahora, Falcao, Di María y Van Persie.
El tamtan de los mentideros periodísticos sugiere que el holandés se propone devolver a Falcao al Mónaco (o facilitar su pase a otro club) y ofrecer £5 millones a Van Persie para que acepte irse a Juventus: a cambio, querría traer a Edinson Cavani o a la nueva sensación holandesa, Memphis Depay.
El caso de Di María sigue siendo una incógnita. Al parecer, Van Gaal cree que puede integrarlo en su sistema, pero el jugador no tiene claro su futuro.

Lo más visto