Juego de ideas e inteligencia política

Juan Bosch logró crear en el PLD una cultura de cuerpo al inducirlo a tomar sus decisiones en los organismos de dirección con juego de ideas y propuestas razonadas e inteligentes.

De ahí que el Comité Político adopta de consenso sus resoluciones; es decir, que mientras uno o más de sus miembros no comparten la propuesta se vuelve sobre el tema las veces que sean necesarias.

Es uso de las ideas ponerse de acuerdo valorando los diferentes enfoques que se puedan tener sobre un tema, porque el debate no puede ser emocional, sino inteligente. Se parte del principio de que un organismo colegiado es la síntesis o suma de los aportes razonados de sus miembros y deben oírse las diferentes ideas. Eso implica no recurrir de entrada al voto, porque lo que se desea es llegar al consenso. Si una posición resulta muy discutida y la resistencia a ser aprobada se mantiene, se prefiere incorporar al acuerdo los puntos planteados por la minoría.

En los debates parlamentarios se recurre a la votación e inclinarse a afirmar que lo mejor es votar, pero en el PLD se mide el riesgo de atentar contra la armonía orgánica debido a que esa minoría puede sentirse excluida y aplastada por la mayoría; votar dando oportunidad a esa minoría de ventilar sus enfoques es un ejercicio democrático. Nunca se ventila previamente cuántos votos se tienen para aprobar una propuesta. Los temas de trascendencia nacional se pasan a votar para informar que ha sido a unanimidad. Si no se logra la unanimidad se retrasa la votación, pero si es necesariamente apremiante para fijar una posición se pasa a votar anunciando que lo aprobado ha sido por mayoría.

La separación entre Bosch y Peña Gómez en el PRD en 1973 tuvo un origen político explicable. Bosch entendía que en aquel contexto de guerra fría e intolerancia de Estados Unidos se hacía imposible que una fuerza progresista llegara al poder por la vía electoral y menos insurreccional. Peña Gómez, con la asesoría del amigo Sacha Volman, entendía que con el apoyo de los “liberales de Washington” se podían ganar elecciones y llegar a gobernar. Empero, ambos (Bosch y Peña Gómez) no compartían el criterio de Caamaño de la insurrección armada, se consideraba una acción suicida porque las fuerzas militares estaban preparadas y articuladas por los norteamericanos a los fines de evitarlo para cualquier país de América Latina; más bien provocaban para que se actuara así y liquidar los sectores progresistas. Con el derrocamiento y muerte del presidente chileno Salvador Allende, el 11 septiembre de 1973, el criterio de Bosch sobre la imposibilidad de alcanzar el poder por la vía electoral y gobernar se fortaleció; Peña Gómez no le pareció de esa manera, encabezó el PRD a la salida de Bosch y buscó el poder por la vía electoral. Bosch pasó a fundar el PLD para trabajar a largo plazo.

El PLD se fundó con jóvenes con más visión estratégica. Los mismos personajes y nombres de ayer que alimentaron aquella separación, de nuevo buscan que la competencia de liderazgo electoral en el PLD se derive en división. Fracasan en sus propósitos porque entre Leonel y Danilo no existen diferencias de fondo, son dos estilos con iguales objetivos estratégicos.
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